La evaluación de los aprendizajes cumple un rol fundamental en la educación, ya que permite no solo verificar qué han aprendido los estudiantes, sino también mejorar continuamente el proceso de enseñanza. A través de la evaluación se obtiene información valiosa para adaptar estrategias pedagógicas, identificar necesidades específicas y promover una educación más inclusiva y de calidad. Además, favorece el desarrollo del pensamiento crítico y la autorregulación en los estudiantes, cuando se emplea con un enfoque formativo. Como señala Casanova (2011), "evaluar es valorar, pero también orientar, regular, reconducir, mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje" (p. 41). Esta perspectiva resalta que la evaluación no debe verse únicamente como un juicio final, sino como una oportunidad constante para crecer y aprender. Por ello, una evaluación bien diseñada es clave para lograr aprendizajes duraderos y significativos.
Referencia bibliográfica:
Casanova, M. A. (2011). La evaluación educativa. Escuela y aula (7.ª ed.). Editorial La Muralla.