Las emociones desempeñan un papel fundamental en el aprendizaje de la matemática, ya que influyen directamente en la motivación, la atención, la memoria y la actitud del estudiante hacia esta disciplina. Sentimientos como la ansiedad, el miedo al error, la frustración o, por el contrario, la curiosidad, la confianza y el entusiasmo pueden facilitar o bloquear el proceso de aprendizaje. Estudios como los de Martínez-Sierra (2014), Boaler (2016) y McLeod (1992) destacan que un entorno emocionalmente positivo, la autoestima académica y una relación de apoyo con el docente favorecen una mejor comprensión y disfrute de las matemáticas. Por ello, es esencial considerar el componente afectivo en la enseñanza, promoviendo estrategias que reduzcan el estrés y fortalezcan la autoeficacia del estudiante.
Bibliografía:
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Martínez-Sierra, G. (2014). Las emociones en el proceso de enseñanza-aprendizaje de las matemáticas. RELIME, 17(3), 295-317.
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Boaler, J. (2016). Mathematical Mindsets. Jossey-Bass.
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McLeod, D. B. (1992). Research on affect in mathematics education. En D. A. Grouws (Ed.), Handbook of Research on Mathematics Teaching and Learning.