El conocimiento ancestral aporta a las empresas:
1. Sostenibilidad: Prácticas ecológicas y uso responsable de recursos.
2. Innovación: Saberes tradicionales aplicados a productos/servicios (ej.: medicina natural, agricultura).
3. Liderazgo colaborativo: Modelos comunitarios (como el “Ayni” o “Ubuntu”) para equipos más cohesionados.
4. Valor de marca: Autenticidad cultural y comercio ético con comunidades.
5. Resiliencia: Estrategias ancestrales para adaptarse a crisis.
6. Ética empresarial: Visión holística del éxito (ejemplo: Buen Vivir).
Es una fuente de sabiduría para negocios más responsables, innovadores y conectados con su entorno.