A diferencia de los lípidos y carbohidratos, el cuerpo humano no almacena proteínas de forma específica. Las proteínas no se acumulan en depósitos como los triglicéridos en el tejido adiposo o el glucógeno en el hígado y músculos. Esto se debe a que las proteínas del organismo tienen funciones estructurales y funcionales esenciales en cada célula y tejido. El cuerpo utiliza los aminoácidos provenientes de la dieta para sintetizar proteínas necesarias para el mantenimiento, reparación y regulación de procesos biológicos, pero no dispone de un sistema especializado para almacenar exceso de proteínas (Guyton & Hall, 2021).
Cuando hay un déficit energético, como en el ayuno prolongado o enfermedades crónicas como el cáncer o la caquexia, el organismo recurre a las proteínas musculares como fuente alternativa de energía. En estos casos, se produce proteólisis —la degradación de proteínas musculares— liberando aminoácidos que pueden convertirse en glucosa a través de la gluconeogénesis o ser oxidados para obtener energía (Mahan, Raymond, & Escott-Stump, 2020). Esto puede tener consecuencias clínicas graves, como pérdida de masa muscular, inmunosupresión y disminución de la función orgánica.
En la caquexia cancerosa, por ejemplo, se observa una acelerada pérdida de masa muscular asociada a un estado inflamatorio crónico que favorece el catabolismo proteico, agravando el pronóstico del paciente (Argilés et al., 2014). Así, la falta de almacenamiento proteico convierte al tejido muscular en una "reserva funcional" que es sacrificada en condiciones de estrés metabólico.
Referencias:
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Argilés, J. M., Busquets, S., Stemmler, B., & López-Soriano, F. J. (2014). Cachexia and sarcopenia: mechanisms and potential targets for intervention. Current Opinion in Pharmacology, 22, 100–106. https://doi.org/10.1016/j.coph.2015.04.003
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Guyton, A. C., & Hall, J. E. (2021). Tratado de fisiología médica (14.a ed.). Elsevier.
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Mahan, L. K., Raymond, J. L., & Escott-Stump, S. (2020). Krause. Dietoterapia (14.a ed.). Elsevier.