En la era digital actual, las redes sociales se han convertido en una parte fundamental de la vida de los jóvenes, ofreciendo conexión, entretenimiento y acceso a información. Sin embargo, su uso excesivo ha dado lugar a una nueva forma de adicción comportamental, caracterizada por la dependencia emocional y la incapacidad de desconectarse de plataformas como Instagram, TikTok, Facebook y X. Este fenómeno no solo afecta la productividad académica y laboral, sino que también deteriora las relaciones interpersonales y la salud mental, generando ansiedad, estrés y trastornos del sueño.
La adicción a las redes sociales suele estar impulsada por la búsqueda constante de validación externa, el temor a perderse algo (FOMO, por sus siglas en inglés) y la liberación de dopamina que producen los "me gusta" y los comentarios.
Se han identificado diversas estrategias efectivas que pueden implementarse tanto a nivel individual como colectivo. En primer lugar, resulta fundamental promover una educación digital integral desde las instituciones educativas, donde se enseñe a los jóvenes a utilizar estas plataformas de manera consciente y crítica. Por otro lado, es esencial fomentar alternativas de ocio y socialización fuera del ámbito digital que resulten igualmente gratificantes.