Considero que los momentos donde la comunicación digital se ve interrumpida afectan directamente la fluidez del intercambio de ideas entre personas. A veces ocurre por fallas en la conexión a internet, otras por retrasos en las respuestas o incluso por malentendidos causados por la falta de lenguaje no verbal, actualmente reemplazado en parte por recursos como emojis o stickers en plataformas como WhatsApp. Sin embargo, estos elementos no siempre logran transmitir con precisión las emociones o intenciones del mensaje original.
Personalmente, he notado que cuando se rompe ese ritmo de la conversación, se pierde parte del sentido o la intención inicial, lo que puede generar confusiones, malos entendidos o incluso cierto distanciamiento en la interacción. Además, el hecho de no tener una interacción personal inmediata dificulta la construcción de un diálogo efectivo, especialmente en situaciones que requieren claridad o empatía. En contextos como el trabajo en equipo, las clases virtuales o las conversaciones importantes, estas interrupciones pueden impactar negativamente en la toma de decisiones o en si a la relación de compañerismo, amistad o amorosa de las personas.