Los esquemas de refino definen la estructura operativa de una refinería y su capacidad para transformar el crudo en productos valiosos. Existen cuatro tipos principales. El primero es el Topping, basado únicamente en la destilación atmosférica, donde se separan fracciones como nafta, queroseno, gasóleo y residuos sin modificar su estructura química. Es un esquema simple y de bajo rendimiento en productos ligeros. El segundo es el Hydroskimming, que incorpora procesos de hidrotratamiento para eliminar azufre, nitrógeno y metales, y una unidad de reformado catalítico para mejorar el octanaje de las gasolinas. Aumenta la calidad y valor de los productos, cumpliendo con normativas ambientales. El tercer esquema es el de Conversión, que incluye procesos como el FCC (craqueo catalítico fluidizado), donde los destilados de vacío se rompen químicamente para generar gasolinas, diésel y GLP. Este esquema ofrece mayor flexibilidad y rentabilidad al convertir productos pesados en ligeros. Por último, la Conversión profunda aplica tecnologías como la coquización y el hydrocracking, que permiten convertir los residuos de vacío en casi su totalidad en fracciones ligeras. Este esquema es el más completo, ideal para crudos pesados, y logra una conversión de hasta el 90 %. Su complejidad implica mayor inversión, pero también mayor capacidad de respuesta a la demanda del mercado.
2AUT FORO PROCESOS PETROQUIMICOS
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