Luego de examinar la información presentada en el libro, podemos señalar que la flexibilidad de las moléculas de los polímeros está determinada por su estructura química, los tipos de enlace presentes y la disposición espacial de sus átomos. Esta flexibilidad afecta profundamente sus propiedades físicas como la elasticidad, la resistencia y la cristalización. Para ilustrar esta característica, se puede comparar el comportamiento del politetrafluoroetileno (PTFE) y del polipropileno isoestático, tal como se analiza en el libro.
El politetrafluoroetileno es un polímero caracterizado por su cadena principal compuesta de átomos de carbono, cada uno enlazado a dos átomos de flúor. Esta estructura resulta en una cadena extremadamente rígida. La rigidez se debe a la gran repulsión estérica entre los voluminosos átomos de flúor, y a la alta energía requerida para rotar los enlaces carbono-carbono debido a la fuerte densidad electrónica del flúor. Como resultado, el PTFE tiene una flexibilidad limitada, lo cual contribuye a su alta resistencia térmica y química, pero reduce su capacidad de deformación elástica.
En contraste, el polipropileno isoestático posee una estructura regular donde todos los grupos metilo (-CH₃) están ubicados en la misma posición relativa respecto al esqueleto de la cadena. Esta disposición favorece una alta cristalinidad y una cadena más rígida en comparación con su forma atáctica, pero no alcanza la rigidez del PTFE. La presencia del grupo metilo introduce cierta restricción a la rotación, aunque no al nivel del flúor. Por ello, el polipropileno isoestático tiene una flexibilidad intermedia: es más flexible que el PTFE, pero menos que los polímeros sin grupos laterales voluminosos.
Este análisis muestra que la flexibilidad de un polímero depende del volumen y polaridad de los grupos laterales, y de la libertad de rotación alrededor de los enlaces. Polímeros como el PTFE, con grupos laterales grandes y electronegativos, presentan cadenas rígidas, mientras que polímeros con grupos más pequeños y simétricos, como el polipropileno isoestático, permiten un mayor movimiento conformacional, traduciéndose en una mayor flexibilidad.
En otras palabras, la flexibilidad de las moléculas poliméricas está estrechamente relacionada con su estructura molecular. El PTFE representa un caso extremo de rigidez, mientras que el polipropileno isoestático se ubica en un punto medio, demostrando que la disposición espacial y el tipo de sustituyentes influyen notablemente en las propiedades dinámicas de los polímeros.
Esta diferencia en flexibilidad también influye en el procesamiento industrial de los polímeros. El polipropileno isoestático puede moldearse con mayor facilidad, mientras que el PTFE requiere métodos especiales debido a su resistencia al flujo. Además, estas propiedades determinan sus aplicaciones: el PTFE en ambientes extremos y el polipropileno en productos de uso cotidiano.