Con mis vivencias en la práctica pre profesional, puedo afirmar que nos encontramos en una sociedad que aún arrastra profundas desigualdades y formas de discriminación, muchas veces normalizadas, especialmente en contextos educativos.
Entiendo que la interculturalidad crítica no se limita a “tolerar” o “aceptar” la diversidad, sino que implica reconocer las desigualdades estructurales y luchar por una justicia social real.