omo ciudadano y profesional, debo comprometerme a reconocer, respetar y valorar la diversidad cultural desde una mirada crítica que cuestione desigualdades y privilegios. Esto implica escuchar activamente otras voces, desaprender prejuicios y promover espacios de diálogo equitativos. En mi entorno laboral y social, debo fomentar prácticas inclusivas que no solo toleren, sino que celebren las diferencias. Una interculturalidad crítica requiere más que convivencia: exige justicia, reconocimiento mutuo y transformación de estructuras discriminatorias. Mi rol es ser un agente activo de cambio, que con ética y conciencia construya puentes para una sociedad más justa, plural y verdaderamente intercultural.
Reflexión
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