LA INTERCULTURALIDAD UNA MIRADA DESDE LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

LA INTERCULTURALIDAD UNA MIRADA DESDE LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

de DAMIAN AUCANSHALA GABRIELA MISHELL -
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Como estudiante universitaria, he podido observar que, aunque en el discurso oficial se ha dado un impulso a la interculturalidad en el ámbito de la educación superior a partir del año 2007, en la práctica aún existen numerosas limitaciones que impiden que este principio se materialice de manera efectiva. A pesar de que tanto la Constitución del Ecuador como la Ley Orgánica de Educación Intercultural de 2011 establecen normas claras que buscan garantizar una educación inclusiva, equitativa y respetuosa de la diversidad cultural del país, los avances concretos han sido parciales y, en muchos casos, superficiales.

La situación que enfrentan las universidades no es aislada ni reciente; responde a una problemática estructural que se arrastra desde los niveles más tempranos del sistema educativo, como la educación inicial, básica y el bachillerato. En estos niveles, se suele promover la inclusión y el respeto por la diversidad desde una perspectiva teórica, pero en la práctica persisten grandes vacíos. Muchos programas educativos continúan reproduciendo visiones centralizadas y uniformes del conocimiento, dejando de lado los saberes ancestrales y las cosmovisiones propias de los pueblos indígenas, afroecuatorianos y otras culturas presentes en el país.

Uno de los principales problemas radica en que el cumplimiento de la interculturalidad se reduce muchas veces a lo normativo y cuantitativo: se celebran estadísticas de acceso o se incrementan cupos para estudiantes de pueblos y nacionalidades, pero no se garantiza que estas personas encuentren un entorno universitario verdaderamente acogedor, libre de discriminación y comprometido con el reconocimiento de sus identidades y formas de pensar. No se trata únicamente de permitir el ingreso de estudiantes de distintos orígenes, sino de transformar el espacio educativo en su conjunto: el currículo, los métodos de enseñanza, los materiales, la formación docente y, sobre todo, las relaciones humanas dentro de las aulas.

Resulta evidente que muchos docentes aún no han sido preparados ni sensibilizados en torno a la interculturalidad, lo que genera brechas en la forma de abordar contenidos, y muchas veces reproduce un enfoque eurocéntrico que desconoce o minimiza otras formas de conocimiento. Esto tiene un impacto directo en el aprendizaje y en la construcción de una comunidad educativa realmente plural.

Desde mi experiencia, creo que avanzar hacia una educación verdaderamente intercultural implica mucho más que cumplir con lo que dictan las leyes. Se requiere un compromiso profundo de todos los actores educativos para repensar la manera en que concebimos la enseñanza y el aprendizaje, y para valorar otras epistemologías, como la del Sumak Kawsay, que nos invitan a construir una convivencia más armónica, respetuosa y equitativa. Solo así podremos construir un sistema educativo que no solo sea más justo, sino también más representativo de la riqueza cultural que caracteriza al Ecuador.