Desde mi perspectiva como universitaria, creo que, si bien la interculturalidad ha empezado a tener un espacio importante en la educación superior ecuatoriana desde 2007, todavía estamos muy lejos de que se cumpla verdaderamente con el mandato constitucional y con lo que establece la Ley Orgánica de Educación Intercultural del 2011. Lo que pasa en las universidades refleja, en muchos sentidos, lo que ya se arrastra desde los niveles de educación inicial, básica y bachillerato, donde en teoría se promueve la inclusión, la igualdad y el respeto por la diversidad cultural, pero en la práctica hay muchas fallas. No basta con tener leyes que suenen bien si no se aplican con compromiso real en las aulas, si los profesores no están preparados o sensibilizados con estas temáticas y si los contenidos siguen siendo eurocéntricos o totalmente alejados de las realidades de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Muchas veces se piensa que incluir a más estudiantes indígenas en las escuelas o universidades ya es suficiente, pero no se considera si ese entorno es verdaderamente acogedor, respetuoso o si promueve el aprendizaje desde otras cosmovisiones como la del Sumak Kawsay. Yo pienso que la educación intercultural no debería ser solo un tema de cupos o cifras, sino de transformar profundamente la forma en que se enseña, se aprende y se convive en el sistema educativo.
INTERCULTURALIDAD UNA MIRADA DESDE LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
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