Estoy de acuerdo con la compañera porque resalta un aspecto fundamental que muchas veces se pasa por alto en el proceso educativo: el papel que juegan las emociones en el aprendizaje. Es cierto que cuando un estudiante se siente seguro, valorado y motivado, su disposición para enfrentar retos como las matemáticas mejora considerablemente. Además, el enfoque que propone, de vincular la enseñanza matemática con la vida cotidiana y con proyectos significativos, no solo favorece la comprensión, sino que también fortalece la autoestima y la perseverancia.
Me parece especialmente importante lo que menciona sobre la necesidad de que el docente se convierta en un facilitador que promueva un ambiente de confianza, ya que muchas veces los estudiantes se paralizan más por el miedo al error que por la dificultad misma del contenido. Atender lo emocional no es un obstáculo para avanzar en el currículo, al contrario, puede ser la clave para lograr aprendizajes duraderos y significativos.
Me parece especialmente importante lo que menciona sobre la necesidad de que el docente se convierta en un facilitador que promueva un ambiente de confianza, ya que muchas veces los estudiantes se paralizan más por el miedo al error que por la dificultad misma del contenido. Atender lo emocional no es un obstáculo para avanzar en el currículo, al contrario, puede ser la clave para lograr aprendizajes duraderos y significativos.