Estoy completamente de acuerdo por la misma razón que las emociones han sido ignoradas por mucho tiempo en el aprendizaje de las matemáticas, cuando en realidad juegan un papel determinante. Desde la experiencia personal, es común sentir ansiedad o frustración frente a un problema matemático, especialmente cuando se percibe que solo importa llegar al resultado correcto. Esto puede generar rechazo y temor a participar. Cuando las emociones negativas dominan el ambiente de clase, se limita la capacidad del estudiante para comprender y disfrutar del proceso de aprendizaje. Por eso es fundamental que los docentes consideren el estado emocional de sus estudiantes y construyan un clima de confianza y respeto, donde se valore el esfuerzo y se permita el error como parte natural del aprendizaje.
Además, coincido en que la enseñanza de las matemáticas deben ser con metodologías activas, juegos, actividades prácticas y situaciones cotidianas esto no solo motiva, sino que también fortalece la autoestima y el interés del estudiante. Como futuros docentes, tenemos el reto de transformar la enseñanza de las matemáticas en una experiencia significativa, donde cada estudiante pueda descubrir su potencial sin miedo ni presión, sino con curiosidad, confianza y disfrute.
Además, coincido en que la enseñanza de las matemáticas deben ser con metodologías activas, juegos, actividades prácticas y situaciones cotidianas esto no solo motiva, sino que también fortalece la autoestima y el interés del estudiante. Como futuros docentes, tenemos el reto de transformar la enseñanza de las matemáticas en una experiencia significativa, donde cada estudiante pueda descubrir su potencial sin miedo ni presión, sino con curiosidad, confianza y disfrute.