El currículo educativo constituye un elemento esencial en la estructura de los sistemas de enseñanza, ya que orienta de manera organizada el proceso formativo mediante el establecimiento de objetivos de aprendizaje, contenidos, metodologías y criterios de evaluación. Más que un simple plan de estudios, el currículo permite estructurar de forma coherente la práctica docente, garantizando que los estudiantes adquieran no solo conocimientos teóricos, sino también habilidades, valores y competencias necesarias para su desarrollo integral. En este sentido, cumple una función articuladora que vincula las intenciones educativas con la realidad del aula y las necesidades del entorno social (Berganza et al., 2022).
Además, el currículo no solo organiza la labor pedagógica, sino que también refleja las relaciones de interdependencia propias de un contexto histórico-social determinado, lo cual posibilita su rediseño sistemático en función de los avances científicos y las necesidades cambiantes del estudiantado. Esta flexibilidad y capacidad de adaptación resultan fundamentales para mantener la pertinencia y la calidad de la educación, asegurando que los procesos formativos respondan de manera efectiva a las demandas de una sociedad en constante transformación (Torres & Botero, 2024)Referencia Bibliográfica
Berganza, M., Lim, J., Pellicer, C., López, E., Rodríguez, H., & López, R. (2022). El poder del currículo para transformar la educación: Cómo los sistemas educativos incorporan las habilidades del siglo XXI para preparar a los estudiantes ante los desafíos actuales. Banco Interamericano de Desarrollo. https://doi.org/10.18235/0004360
Torres, J., & Botero, M. (2024). El Currículo como Eje de la Formación Educativa: Análisis de las Tendencias Curriculares y su Resignificación. Ciencia Latina Revista Científica Multidisciplinar, 8(2), 2716-2733. https://doi.org/10.37811/cl_rcm.v8i2.10707