En mi opinión, está bien que el presidente de México Andrés Manuel López Obrador haya pedido unas disculpas de parte de el que fue el Papa Francisco y el rey de España VI, ya que si trataron de ofender lo relacionado con la conquista de América seria lo justo.
Partiendo desde una perspectiva ética sería de utilidad que tanto España como la Iglesia Católica ofrecieran disculpas formales. No como un acto de autoflagelación, sino como un acto de maduración histórica, de empatía y reconciliación. Eso para que no exista inconvenientes con ciertos personajes los cuales eran importantes en ese entonces.
Una disculpa puede no arreglar el pasado, pero sí demarca su existencia como objeto de discusión.
Respecto a lo de las masacres la mayoría de las muertes de los pueblos originarios posteriores a la llegada de los europeos ocurrieron después de que agentes infecciosos como la viruela, el sarampión y la gripe se volvieran las armas biológicas más mortíferas que ya hubieran existido, ya que los pueblos americanos no tenían inmunidad a estos patógenos. Pero los hechos anteriores no absuelven ni exculpan moral ni históricamente a los agentes de la Conquista. Además, las proporciones en que varias enfermedades, respecto a daño a la población, no apagan en absoluto la responsabilidad ética de los agentes coloniales.
Con que, si hubo trabajos forzados por los españoles, sí ya que estos sistemas no eran simplemente errores que eran del pasado, sino que eran estructuras de explotación y a menudo eran legitimadas por la corona y toleradas por la iglesia.
Por lo tanto, cuando hablamos de las disculpas, no se trata solo de reconocer la violencia que se ocasiono gracias a la conquista, sino del sistema colonial que persistió durante siglos el cual era basado en la desigualdad, el racismo y la explotación hacia la demás población.
En fin, es un tema delicado para el cual se tiene que tener cautela al momento de dar una reflexión u opinión ya que abarca varios acontecimientos difíciles.