La ética en general ya es un terreno complicado, lleno de dilemas donde casi nunca hay respuestas fáciles ni caminos sin baches. Pero cuando te metes a estudiar enfoques como el utilitarismo y el contractualismo, la cosa se vuelve aún más densa. El utilitarismo te mete en la cabeza la idea de que siempre debes buscar el mayor bien para el mayor número de personas, pero eso a veces te hace sentir como una máquina que calcula costos y beneficios, dejando de lado tus propias emociones. Por otro lado, el contractualismo te exige que cada acción que tomes pueda ser justificada ante cualquier persona razonable, lo cual suena muy bonito hasta que te das cuenta de que en la vida real nadie es 100% razonable y la mayoría de las decisiones importantes no son tan "explicables" como quisiéramos. Estos enfoques te obligan a vivir en un eterno cuestionamiento, donde la culpa, la duda y el análisis excesivo se convierten en parte del paisaje. Aprender ética así no solo reta tu mente, también te sacude las emociones y te obliga a verte, no como el héroe perfecto que resuelve todo, sino como un ser humano limitado que intenta, a su manera, no cagarla tanto.
¿qué conflictos personales se presentaron cuando se revisaron los fundamentos teóricos?
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