La investigación es fundamental para el progreso de la sociedad, ya que permite generar nuevo conocimiento, resolver problemas concretos y mejorar la calidad de vida de las personas. A través de la investigación, se descubren curas para enfermedades, se desarrollan tecnologías innovadoras, se optimizan procesos productivos y se comprenden fenómenos sociales, culturales y naturales. Es la base sobre la cual se sustentan los avances científicos, educativos, económicos y tecnológicos.
Además, la investigación fomenta el pensamiento crítico y el análisis riguroso, habilidades esenciales en una sociedad democrática y globalizada. Permite tomar decisiones informadas en ámbitos tan diversos como la salud, la política pública, la sostenibilidad ambiental o la economía. También es clave para la formación académica y profesional, ya que estimula la curiosidad, la creatividad y la solución de problemas.
En contextos sociales, la investigación es herramienta de transformación: visibiliza injusticias, analiza estructuras de poder y propone soluciones para una convivencia más equitativa. Sin investigación, el conocimiento se estanca y la sociedad corre el riesgo de permanecer en la ignorancia o el error. Por ello, invertir en investigación es invertir en el futuro y en el bienestar colectivo.