COOPERACIÓN ACADÉMICA

COOPERACIÓN ACADÉMICA

de ENRIQUEZ MEZA JHOSSELYN LIZETH -
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CULTURA Y EDUCACIÓN PARA LA PAZ Y LA COOPERACIÓN ACADÉMICA LOCAL, ZONAL, NACIONAL.

Después de haber leído y analizado los artículos de investigación se puede deducir que, la construcción de una cultura de paz no puede lograrse de manera aislada ni unilateral. Requiere un enfoque sistémico en el que la educación actúe como motor de transformación social, y en donde la cooperación académica —desde lo local hasta lo nacional— juegue un papel esencial.

Desde una perspectiva local, las instituciones educativas pueden generar proyectos participativos y comunitarios que promuevan el respeto, el diálogo y la solución pacífica de conflictos. 

Los centros educativos pueden implementar proyectos de aula y actividades comunitarias que integren valores de paz, convivencia y resolución pacífica de conflictos. Por ejemplo, programas como “Escuelas como territorios de paz” en Colombia han demostrado cómo el enfoque educativo centrado en la paz puede transformar ambientes escolares marcados por la violencia en espacios seguros y cooperativos.

A nivel zonal, se amplifica el impacto a través de redes interinstitucionales que permiten compartir buenas prácticas, metodologías innovadoras y experiencias significativas. Además, se pueden formar redes entre escuelas, universidades y centros comunitarios para intercambiar experiencias y estrategias pedagógicas. Un ejemplo de esto es la Red de Escuelas Asociadas de la UNESCO (RedPEA), que conecta instituciones educativas de distintas regiones para compartir buenas prácticas sobre ciudadanía global, desarrollo sostenible y cultura de paz.

 En el plano nacional, esta cooperación se traduce en políticas públicas, programas educativos transversales y formación docente alineada con principios de derechos humanos y cultura de paz.

Los ministerios de educación pueden promover políticas educativas que incluyan la paz como eje transversal del currículo. En Argentina, el Programa Nacional de Educación para la Paz y la Convivencia Escolar busca formar a docentes y estudiantes en habilidades socioemocionales, mediación escolar y derechos humanos, integrando estos contenidos en las áreas curriculares tradicionales.

La UNESCO, en su Declaración y Programa de Acción sobre una Cultura de Paz (1999), establece que la educación es uno de los pilares fundamentales para erradicar la violencia y promover valores de equidad, justicia y solidaridad. En ese sentido, la articulación entre actores académicos en distintos niveles territoriales no solo refuerza los contenidos, sino que potencia el mensaje: la paz se construye entre todos.

Por tanto, la cooperación académica no es solo un recurso estratégico, sino un compromiso ético con la transformación cultural y educativa hacia sociedades más inclusivas y pacíficas.

En conclusión, la cooperación académica entre distintos niveles territoriales no solo enriquece los procesos educativos, sino que también fortalece el tejido social al promover una ciudadanía activa, reflexiva y comprometida con la paz. La educación para la paz no debe entenderse como una asignatura más, sino como un principio transversal y articulador de todo el quehacer educativo.


CITADO: 

Rodero. A, Rodríguez .G (2015) Cooperación académicas e internacionalización de las universidades públicas colombianas.Dialnet.Vol 23.pp.147-172.ISSN 0122-8900.