La entrevista a Irene Vallejo en la PUCP es una invitación a reflexionar sobre el verdadero valor de la lectura en la historia de la humanidad. Vallejo no solo destaca el papel de los libros como transmisores de conocimiento, sino que también los presenta como refugios emocionales, capaces de sanar heridas individuales y colectivas. Me pareció muy poderosa su idea de que, en medio de guerras, dictaduras o pandemias, los libros han sido un acto de resistencia y de esperanza. Su afirmación de que “la lectura es una fuerza sanadora que nos permite reconocernos en el otro” resuena profundamente en un mundo donde muchas veces predomina la indiferencia. Leer es, entonces, un acto de empatía, un puente que conecta nuestras emociones con las de personas que vivieron en otros tiempos o contextos distintos. Gracias a los libros, no solo aprendemos datos, sino que comprendemos vidas, dolores, sueños y luchas que nos ayudan a entender mejor nuestra propia humanidad.
Por otro lado, Irene Vallejo también resalta la importancia de quienes hacen posible que la lectura llegue a más personas: los bibliotecarios, los docentes, los mediadores culturales y lectores voluntarios, a quienes llama “héroes cotidianos”. En tiempos donde el contenido digital parece dominar la atención, estas figuras resultan clave para mantener viva la cultura escrita, sobre todo en comunidades vulnerables. Ella defiende la lectura como una herramienta de inclusión social, capaz de romper con las barreras de clase, género o edad. Me pareció especialmente valioso que recordara que los libros antes eran privilegios de unos pocos, y ahora están al alcance de muchos, gracias a esfuerzos colectivos. En definitiva, esta entrevista no solo reivindica el pasado del libro, sino que nos invita a proyectarlo hacia el futuro como un instrumento para construir sociedades más empáticas, críticas y humanas. Leer, como lo plantea Vallejo, sigue siendo un acto revolucionario, íntimo y necesario.