La conversación llevada a cabo con Irene Vallejo demuestra que los libros y la lectura han jugado un papel crucial en la historia de la humanidad, no solo como instrumentos de saber, sino también como refugios sentimentales y como medios de recuerdos compartidos o herencia cultural. Con el paso del tiempo, los libros han sido expuestos a grandes batallas, han soportado guerras, exilios, incendios y crisis sociales muy extremas, lo cual ha puesto en evidencia su excepcional habilidad para renacer y acompañar a la humanidad en sus etapas más sombrías. Como sostiene Vallejo, la lectura es un acto de resistencia y curación, un método para identificarnos en el prójimo y reconstruir vínculos comunitarios mediante el uso de la palabra.
Adicional a esto, la lectura facilita la conservación del patrimonio de las generaciones anteriores y proyecta hacia el porvenir los sueños futuros, pensamientos y emociones de aquellos que vivieron antes que nosotros. Por lo tanto, los libros pasan de ser simplemente objetos para transformarse en vehículos vinculantes entre individuos, culturas y periodos históricos. En definitiva, en un mundo progresivamente tecnológico y rápido, la práctica de leer se convierte en una actividad indispensable para mantener la humanidad, la empatía y la profundidad del pensamiento. Por lo tanto, proteger los libros y la lectura implica protegernos a nosotros mismos y a aquello que nos mantiene juntos como sociedad.