La didáctica del entorno natural y social se sustenta en los fundamentos del currículo de Educación Inicial, puesto que reconocen al niño como un ser activo, curioso y capaz de construir conocimientos a partir de la interacción con su medio natural y social. Desde esta perspectiva, el entorno se convierte en un recurso pedagógico clave, ya que permite diseñar experiencias educativas significativas que fomentan la observación, la exploración y la reflexión sobre el mundo que los rodea. Además, el enfoque inclusivo y participativo del currículo impulsa el trabajo colaborativo entre escuela, familia y comunidad, fortaleciendo la identidad cultural y el sentido de pertenencia de los niños y niñas desde sus primeros años de vida. Todo esto se logra a través del juego que es herramienta primordial en el proceso de enseñanza-aprendizaje del infante.