Sí, la Constitución debe abordar la interculturalidad, ya que esta reconoce y protege la diversidad cultural existente dentro de un país. En naciones como Ecuador, donde conviven múltiples pueblos y nacionalidades con sus propias lenguas, costumbres y visiones del mundo, es fundamental que la Carta Magna garantice el respeto y la equidad entre todas las culturas.
Incluir la interculturalidad en el texto constitucional permite construir un Estado más incluyente, en el que se promueva el diálogo entre culturas y se reconozca la validez de los conocimientos y formas de vida ancestrales. Además, contribuye a la justicia social, ya que combate la discriminación histórica hacia comunidades indígenas, afrodescendientes y otros grupos tradicionalmente marginados.