Los saberes ancestrales y las prácticas culturales nos enseñan la importancia de la identidad y la comunidad,todo esto a través de las generaciones, estas tradiciones han sido transmitidas, conservando conocimientos valiosos que reflejan la historia y la adaptación de un pueblo. Cuando aprendemos sobre ellas, no solo valoramos el conocimiento colectivo, sino que también promovemos el respeto por la diversidad cultural, fortaleciendo el sentido de pertenencia y la conexión con nuestras raíces, qué nos hace recordar que cada cultura tiene un aporte único al patrimonio humano.

En el caso de las prácticas culturales están profundamente ligadas a la naturaleza, fomentando un respeto por el medio ambiente y la sostenibilidad, nos enseñan sobre la resiliencia, mostrando cómo las comunidades pueden adaptarse y resistir a lo largo del tiempo. Mientras realizamos el trabajo exploramos los saberes ancestrales, también descubrimos la interconexión entre diferentes culturas, lo que enriquece nuestra propia experiencia.