La principal enseñanza que me dejó esta actividad sobre saberes ancestrales y prácticas culturales es el valor profundo del conocimiento transmitido de generación en generación, que fortalece la identidad, el sentido de pertenencia y el respeto por la diversidad cultural.
Ya que los saberes ancestrales no son solo parte del pasado, sino conocimientos vivos y útiles que aportan sabiduría en temas como la medicina natural, la agricultura, la convivencia con la naturaleza, y la organización social.