El Estado de Flujo del Efectivo es uno de los estados financieros fundamentales y tiene como propósito principal mostrar el movimiento de efectivo y equivalentes de efectivo en una entidad durante un período determinado. Este informe clasifica las entradas y salidas de efectivo en tres actividades: operativas, de inversión y de financiación, proporcionando una visión clara sobre la liquidez de la empresa.
Uno de los objetivos clave del Estado de Flujo del Efectivo es permitir a los usuarios de la información financiera evaluar la capacidad de la entidad para generar efectivo, cumplir con sus obligaciones, pagar dividendos y financiar sus operaciones. También ayuda a comprender cómo se utilizan los recursos financieros y cuáles son las fuentes principales de financiamiento.
La importancia de este estado financiero radica en que complementa la información contenida en el Estado de Resultados y el Balance General, mostrando no solo la rentabilidad contable, sino también la realidad del flujo de dinero. Por ejemplo, una empresa puede mostrar utilidades en su estado de resultados, pero tener problemas de liquidez si no se generan suficientes ingresos en efectivo.
Además, el Estado de Flujo del Efectivo permite analizar el comportamiento de la empresa en términos de sostenibilidad operativa, inversión en activos productivos y estructura de capital. Es especialmente valioso para inversionistas, acreedores y gerentes, ya que permite tomar decisiones informadas sobre el desempeño y la estabilidad financiera de la organización.
Según la Norma Internacional de Contabilidad NIC 7, su presentación es obligatoria para todas las entidades que preparan sus estados financieros conforme a las NIIF, asegurando transparencia y uniformidad en la información financiera a nivel global.
Este estado financiero es esencial para evaluar la salud financiera real de una empresa, su capacidad para generar efectivo y su viabilidad a corto y largo plazo.