Sí, la Constitución debe tratar sobre la interculturalidad, y hay motivos fundamentales para ello:
En primer lugar, la interculturalidad reconoce y valora la diversidad cultural que existe dentro de un país, especialmente en naciones con múltiples pueblos y nacionalidades, como ocurre en países latinoamericanos con presencia indígena, afrodescendiente y mestiza. Incluirla en la Constitución garantiza el respeto, la protección y el desarrollo de todas las culturas, asegurando que ninguna sea marginada o excluida. La interculturalidad promueve la igualdad y la convivencia armoniosa, al establecer un marco legal que protege los derechos culturales, lingüísticos, educativos y territoriales de los distintos grupos. Esto es esencial para construir sociedades más justas, democráticas e inclusivas.