Título: 34 cuevas y cavernas encantan a los visitantes del geoparque Napo Sumaco
Autor: ECUATERRA - Redacción y Televistazo
Fecha de publicación: 20 de junio de 2025
Fuente:
Redacción y Televistazo. (20 de junio de 2025). 34 cuevas y cavernas encantan a los visitantes del geoparque Napo Sumaco. Obtenido de ECUATERRA/ECUAVISA: https://www.ecuavisa.com/noticias/medio-ambiente/cuevas-encantan-visitantes-geoparque-napo-sumaco-YB9542890
REFLEXIÓN:
El Geoparque Napo Sumaco, recientemente reconocido por la Unesco como Geoparque Mundial, representa una de las expresiones más sobresalientes del patrimonio natural, geológico y cultural del Ecuador, su riqueza paisajística, biológica y ancestral no solo debe ser valorada desde una óptica turística o científica, sino fundamentalmente desde un enfoque jurídico y de derechos, en tanto constituye un territorio vivo con significación ambiental, histórica y espiritual para las comunidades indígenas que lo habitan. En sus artículos 71 al 74, la Constitución establece que la naturaleza tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y a la restauración de sus ecosistemas, lo que implica una responsabilidad directa del Estado y de la ciudadanía en su preservación.
Este Geoparque contiene una biodiversidad impresionante, lo que lo convierte no solo en un reservorio natural sino también en un patrimonio cultural tangible e intangible que debe ser tutelado bajo el principio de sostenibilidad. El reconocimiento internacional por parte de la Unesco no es un acto meramente simbólico, sino que conlleva una obligación moral y legal del Estado ecuatoriano de garantizar su protección, conforme al principio del desarrollo sostenible consagrado en el artículo 276 de la Constitución, esta situación evidencia la tensión latente entre conservación ambiental y actividad extractiva, una tensión que debe resolverse con base en la jerarquía constitucional que privilegia los derechos de la naturaleza, el principio del buen vivir o sumak kawsay y la autodeterminación de los pueblos indígenas. Su preservación exige una sinergia entre conocimiento científico, sabiduría ancestral, compromiso estatal y conciencia ciudadana, a través de la plena aplicación de los derechos de la naturaleza, del respeto a los derechos colectivos de los pueblos indígenas y del fortalecimiento de una gobernanza ambiental participativa.