En mi opinión, las dietas de moda reflejan la necesidad social de encontrar soluciones rápidas a problemas complejos como el sobrepeso o la insatisfacción corporal. Entiendo que muchas personas recurran a ellas buscando cambios visibles en poco tiempo, pero considero que pueden ser engañosas y hasta peligrosas. Estas dietas suelen excluir grupos importantes de alimentos o prometer resultados poco realistas sin tener en cuenta la salud integral de la persona. Además, muchas veces se basan en tendencias más que en evidencia científica, lo cual pone en riesgo el bienestar físico y emocional.
También pienso que las redes sociales y los medios influyen mucho en su popularidad, al mostrar figuras “ideales” que generan presión estética. El problema es que estas dietas rara vez enseñan a comer bien a largo plazo; más bien, promueven ciclos de restricción y culpa. Creo que lo mejor es fomentar una relación sana con la comida, aprendiendo a alimentarse de forma equilibrada, variada y suficiente, sin caer en extremos. Cada cuerpo es diferente, por eso la alimentación debería ser personalizada y adaptada a las necesidades individuales.