Las culturas urbanas me parecen muy importantes en la educación porque ayudan a que los jóvenes se expresen y se sientan parte del proceso de aprendizaje. Muchas veces ellos se identifican con el rap, el grafiti o el baile, y a través de eso pueden compartir sus ideas, emociones y hasta sus problemas. Si los profesores toman en cuenta estas formas de expresión, los estudiantes se sienten más motivados y comprendidos, y eso hace que aprendan mejor.
También creo que tienen un valor social grande porque unen a los jóvenes y les dan un espacio para convivir, crear y sentirse parte de algo. En vez de ser rechazadas, estas culturas deberían ser aprovechadas en la escuela para enseñar valores como el respeto, la tolerancia y la inclusión. Es una forma de acercarnos más como sociedad y de valorar lo que cada persona tiene para aportar desde su forma de ser.