Suspenden a juez de Manabí que intentó contactar a John Reimberg
Viernes, 13 de junio de 2025.
La población, por lo general, tiende a ver a los jueces de nuestro país como personas impolutas, incorruptibles e inalcanzables porque se supone que son la justicia hecha persona. Pero resulta que esta visión es completamente errónea. Claro que han pasado por un riguroso filtro para llegar a tal cargo, pero no dejan de ser seres humanos. Tienen sus fallos, errores, y también realizan actos verdaderamente cuestionables, como el que se explica en la presente noticia, un juez que intento contactar de manera no oficial al ministro del Interior, John Reimberg.
En este caso se menciona una temática de la cual hemos hablado mucho durante las clases de introducción al derecho, y es el tema de la independencia judicial, que implica que las decisiones de los jueces tienen que ser imparciales, autónomas, sin injerencias ni presiones, tanto internas (como de otros jueces o de los mismos órganos del poder judicial) como externas (de otros poderes del Estado, como el Ejecutivo, Legislativo, etc.).
Lo anteriormente mencionado se realiza de esa manera porque si existiera influencia interna o externa en la toma de decisiones de los jueces, no existiría una auténtica justicia; sería fácilmente manipulable y no estaría respondiendo a la verdad, sino a los intereses de unos cuantos poderosos y, por consiguiente, la sociedad no confiaría en el sistema de justicia, se verían forzados a usar la "justicia por mano propia", una solución rápida pero muy peligrosa en algunos casos.
Por eso las leyes sancionan cualquier intento de los jueces por comunicarse de manera no oficial con algún ministro o miembro del poder ejecutivo, para evitar precisamente algún tipo de influencia, en este caso externa, en la toma de decisiones judiciales, en especial al tratarse de una investigación que involucra al narcotraficante más buscado del país, alias "Fito", líder del Cartel de los Choneros.
La suspensión al juez de Manabí, a mi parecer, es más que justa, y demuestra que los jueces no son intocables y que tampoco pueden hacer lo que les plazca; ellos, al igual que todos, se encuentran sometidos a las leyes y tienen que respetarlas.