Nombre: Lesly Yánez
¿Cómo influye tus pensamientos y emociones en la forma en que te comunicas contigo mismo, y de qué manera esto afecta tu autoestima y autoconfianza?
Los pensamientos y emociones que tenemos diariamente influyen mucho en la forma en que nos hablamos a nosotros mismos. Cuando experimentamos emociones negativas como la tristeza o la frustración, es común que nuestro diálogo interno se vuelva crítico o pesimista. Por el contrario, si nuestros pensamientos son positivos y nuestras emociones están equilibradas, solemos hablarnos con más comprensión y motivación.
Esta comunicación interna afecta directamente nuestra autoestima. Si constantemente nos repetimos ideas negativas o nos comparamos con otros, empezamos a creer que no somos suficientes o que no merecemos cosas buenas. Sin embargo, cuando nos tratamos con respeto y reconocemos nuestras capacidades, nuestra autoestima se fortalece y nos sentimos más seguros de quiénes somos.
Además, la manera en que nos hablamos también influye en la confianza que tenemos para enfrentar nuevos desafíos. Una voz interior alentadora puede impulsarnos a salir de la zona de confort y a creer en nuestras habilidades, mientras que una voz negativa puede hacernos dudar de todo. Por eso, aprender a reconocer y cambiar esos pensamientos es esencial para construir una buena autoconfianza y un bienestar emocional duradero.
¿Cuáles son los principales obstáculos que enfrentas en la comunicación con los demás, y qué estrategias utilizas para superarlos y mejorar tus relaciones?
Uno de los principales obstáculos que enfrento al comunicarme con los demás es la falta de claridad al expresar mis ideas. A veces no sé cómo decir lo que realmente pienso o siento, y eso puede causar malentendidos. También me cuesta escuchar activamente, porque me distraigo o pienso en qué voy a decir después, en lugar de prestar atención completa a la otra persona.
Para superar estos problemas, trato de organizar mejor mis ideas antes de hablar y de usar palabras sencillas para que sea más fácil entenderme. También intento practicar la escucha activa, que significa prestar atención de verdad a lo que me dicen, sin interrumpir y mostrando interés con preguntas o gestos. Esto ayuda a que la otra persona se sienta valorada y la conversación fluya mejor.
Además, aprendo a ser más paciente y a controlar mis emociones, porque a veces cuando me siento frustrada o nerviosa, me cuesta comunicarme bien. Cuando eso pasa, respiro profundo y trato de mantener la calma para poder expresar mis ideas con respeto. Creo que estas estrategias me ayudan a tener relaciones más saludables y a entender mejor a los demás.