La comunicación digital puede presentar interrupciones por distintas razones, tanto tecnológicas como relacionadas con el comportamiento humano. Por un lado, las fallas técnicas como una mala conexión a internet, problemas con las plataformas o errores en los dispositivos dificultan la transmisión de los mensajes. Por otro lado, también se interrumpe cuando no hay claridad en el contenido, se utiliza un lenguaje ambiguo o no se toma en cuenta el contexto y las diferencias culturales del receptor.
Además, la falta de conocimiento, especialmente en medios asincrónicos como el correo electrónico o los mensajes de texto, corta el flujo comunicativo y genera incertidumbre. El mal uso de recursos no verbales, como los emojis o signos de puntuación, también puede provocar malentendidos. Otro aspecto que afecta la continuidad de la comunicación es la falta de principios éticos, como la veracidad, el respeto y la confidencialidad, lo que puede generar desconfianza o conflictos.
Podemos decir que la comunicación digital se interrumpe no solo por problemas técnicos, sino también por la forma en que usamos el lenguaje y las plataformas. Por eso, es importante comunicarse con empatía, claridad y responsabilidad para garantizar una interacción más efectiva.