Los alimentos transgénicos, al ser modificados genéticamente, ofrecen ventajas como mayor resistencia y productividad, pero también generan preocupaciones sobre la salud, el medio ambiente y la dependencia de los agricultores hacia grandes empresas. En cambio, los alimentos no transgénicos, sobre todo los producidos con prácticas agroecológicas, son más sostenibles, saludables y respetuosos con la biodiversidad.
Yo recomendaría al país enfocarse en una producción no transgénica que fortalezca la soberanía alimentaria, proteja nuestros recursos y genere productos con alto valor en el mercado. No obstante, el uso de transgénicos podría aceptarse en casos específicos, siempre que esté bien regulado por autoridades como el MAGAP y tenga un bienestar colectivo.
Bibliografía
MAGAP (2017). Uso de transgénicos en Ecuador.