Cuando terminé el colegio, una de las decisiones más difíciles que enfrenté fue elegir entre buscar un empleo inmediato para apoyar económicamente a mi familia o continuar mis estudios universitarios. La presión era grande, porque muchas personas cercanas esperaban que empezara a generar ingresos rápidamente.
En un inicio, me dejé llevar por la intuición: siempre me había sentido atraído por el análisis, la planificación y la idea de ayudar a otros a través del conocimiento contable. Esa conexión personal me motivó a considerar seriamente la carrera de Contabilidad y Auditoría.
Sin embargo, no me quedé solo con lo que sentía. Decidí hacer un análisis FODA personal: descubrí que una de mis fortalezas era la constancia, y una oportunidad clave era el crecimiento a largo plazo que ofrece esta profesión. Eso me ayudó a tomar una decisión basada en mis metas, no en las expectativas ajenas.