El semestre pasado tomé la difícil decisión de retirarme temporalmente de la universidad debido a problemas personales que afectaban mi concentración y bienestar emocional. No fue fácil tomar esa decisión, ya que me preocupaba atrasarme en mi carrera y sentir que estaba "fallando". Sin embargo, sabía que necesitaba tiempo para enfocarme en mí mismo y recuperar estabilidad.
En general, me considero una persona más intuitiva, pero en esta ocasión también traté de ser analítico. Escuché mi intuición, que me decía que necesitaba un descanso, pero también analicé cómo afectaría esta decisión en lo académico y en mi futuro. Hablé con mi familia y reflexioné mucho antes de dar el paso.
Aprendí que priorizar la salud mental no es rendirse, sino una muestra de madurez. A veces, seguir adelante sin estar bien puede traer consecuencias más graves. Esta experiencia me enseñó que está bien hacer una pausa si es necesario, siempre que se tenga claro el propósito de volver con más fuerza. Creo que muchos estudiantes pueden sentirse identificados, y mi consejo es que no tengan miedo de pedir ayuda y tomar decisiones que los acerquen a su bienestar.