El Plan Nacional de Cuentas representa una herramienta esencial para la organización y clasificación homogénea de los registros contables del sector público. Este plan permite una presentación coherente de la información económica, facilitando la formulación, seguimiento y evaluación de la política fiscal.
Uno de los principales aportes del Plan Nacional de Cuentas es que mejora la toma de decisiones al ofrecer datos consolidados y comparables entre diferentes instituciones del Estado. Como, por ejemplo, la cuenta de gasto de consumo final del gobierno general permite observar en qué medida el sector público está interviniendo directamente en la economía. En momentos de crisis, como la pandemia en 2020, esta cuenta evidenció un aumento en el gasto público en salud, lo cual sirvió de base para justificar reformas presupuestarias y financiamiento externo.
Asimismo, permite evaluar indicadores clave como el déficit fiscal, ya que el Plan Nacional de Cuentas facilita el registro estandarizado de ingresos y egresos públicos. A diferencia de otros años, donde existían múltiples criterios contables entre instituciones, hoy se dispone de una base unificada que contribuye a una mayor transparencia y eficiencia.
No obstante, el también presenta limitaciones, siendo una de estas la capacidad institucional para su implementación efectiva en todos los niveles de gobierno, especialmente en municipios pequeños o zonas rurales con limitada capacitación técnica. Además, la actualización del plan debe ser constante para adaptarse a cambios económicos y nuevas normativas, lo cual a veces no se realiza con la prontitud requerida.