El estudio evaluó el impacto de un programa de ejercicio físico de seis meses sobre el perfil lipídico, el peso y la salud cardiovascular en personas con obesidad mórbida candidatas a cirugía bariátrica. Los participantes se dividieron en dos grupos según su adherencia al programa: adherente (asistencia ≥ 80%) y no adherente.
En cuanto a la alimentación, el protocolo del estudio fue claro: se instruyó a todos los sujetos a no modificar sus hábitos alimenticios ni su actividad física habitual durante la intervención, con el fin de aislar el efecto del ejercicio físico sobre las variables estudiadas[1]. Por lo tanto, cualquier cambio observado en el perfil lipídico se atribuye principalmente al ejercicio y no a modificaciones dietéticas.
A pesar de esta instrucción, la literatura científica y la propia introducción del artículo reconocen que la combinación de ejercicio físico y asesoría nutricional es la estrategia más efectiva para mejorar el perfil lipídico y reducir los riesgos cardiovasculares en personas con obesidad mórbida. La alimentación saludable, especialmente una dieta baja en grasas saturadas y azúcares simples, y rica en fibra y grasas saludables, es fundamental para mantener niveles adecuados de lípidos en sangre y potenciar los beneficios del ejercicio físico[1].
En resumen, aunque el estudio demostró que el ejercicio físico regular puede reducir significativamente los triglicéridos y mejorar la salud cardiovascular incluso sin cambios en la dieta, enfatiza la importancia de considerar la alimentación como un pilar esencial para el mantenimiento de niveles óptimos de lípidos y la prevención de enfermedades cardiovasculares en el manejo integral de la obesidad mórbida[1].
Referencias:
[1] PERFIL-LIPIDICO_510adca341e542f917965fbc0d567623.pdf https://ppl-ai-file-upload.s3.amazonaws.com/web/direct-files/attachments/65364029/19824564-d8af-4f34-8170-b808e02cc0ac/PERFIL-LIPIDICO_510adca341e542f917965fbc0d567623.pdf