El personal de enfermería desempeña un rol crucial en el proceso de hemodiálisis, garantizando la seguridad, eficacia y comodidad del paciente durante todo el tratamiento. Su labor va más allá del cuidado básico e incluye una preparación técnica rigurosa, como la correcta programación del monitor, ajustando parámetros vitales como el flujo sanguíneo, volumen a ultrafiltrar y tiempo de tratamiento según las necesidades del paciente. Uno de los cuidados que considero esenciales es el cebado de la máquina, que debe realizarse siempre como una medida obligatoria de seguridad puesto que cebar implica eliminar completamente el aire del circuito, incluida la cámara donde se encuentran los capilares del dializador, ya que el aire en esta zona impide el paso del líquido dializante, afectando la eficacia del tratamiento y pudiendo causar microembolias o activar alarmas.
Desde mi perspectiva otro cuidado indispensable es la técnica de punción, la aguja arterial debe colocarse en dirección descendente (hacia la mano) para favorecer el flujo y prevenir aneurismas, mientras que la venosa debe insertarse con el bisel hacia abajo para reducir el daño vascular, el dolor y el riesgo de extravasación. El control continuo durante la sesión es vital para vigilar la estabilidad hemodinámica del paciente, y la hemostasia al finalizar es prioritaria por el riesgo de hemorragia. Una enfermera capacitada detecta complicaciones tempranas, educa al paciente y actúa con rapidez, siendo un pilar clave en la calidad del tratamiento dialítico.