Considero que el eje central de toda intervención debe ser el paciente, por lo que la terapia individual sería la modalidad más adecuada. Este tipo de intervención permite una evaluación personalizada, lo cual favorece la adherencia al tratamiento y proporciona un espacio confidencial para abordar tanto los aspectos emocionales como clínicos del paciente.
Si bien es fundamental seleccionar la modalidad de intervención más apropiada según las características del problema, el contexto personal y los objetivos terapéuticos, la terapia individual ofrece una base sólida desde la cual se pueden integrar otros enfoques, como la intervención familiar, grupal o de pareja siempre y cuando exista una adecuada predisposición por parte del entorno del paciente. Esta disposición es clave para garantizar la colaboración y alcanzar los objetivos que se plantean en el proceso además permite trabajar desde un enfoque integral, aumentando así la efectividad del tratamiento.