Considero que tanto la terapia individual como también la familiar fue una de las mejores opciones de intervención, porque permite abordar el problema desde múltiples niveles. Por una parte, la terapia individual profundiza en los pensamientos, emociones y conductas del paciente, mientras que la terapia familiar interviene sobre las dinámicas relacionales que pueden estar influyendo o manteniendo el malestar. Considero como una doble estrategia que favorece el cambio personal y social, además mejora la adherencia al tratamiento, reduce conflictos dentro del sistema familiar y refuerza el apoyo emocional, lo cual incrementa la eficacia del proceso terapéutico. En este caso en particular los factores individuales y familiares estaban estrechamente relacionados, para lo cual la aplicación de estas intervenciones fueron las más adecuadas.