Considero que si, pero no de forma directa ni en todos los casos, ya que su impacto depende en gran medida de factores como la educación que reciben en casa, el entorno social y emocional en el que se desarrollan, y el tiempo y contexto en que se exponen a estos contenidos. Por ende, si un joven carece de una base sólida de valores, límites claros y acompañamiento adulto, es más probable que interprete la violencia del juego como algo normal o aceptable. En cambio, cuando existe una buena orientación familiar, diálogo abierto y equilibrio con otras actividades, los videojuegos violentos tienden a tener un efecto limitado o incluso nulo en su conducta.