La libertad de expresión es clave en una sociedad democrática, pero sí, creo que debe tener ciertos límites cuando una opinión atenta directamente contra la dignidad o los derechos de otras personas. No se trata de censurar todo lo que moleste, pero sí de evitar que el discurso se convierta en una excusa para promover odio, discriminación o violencia. Es un equilibrio difícil, porque cada sociedad tiene distintas sensibilidades culturales o religiosas, pero es importante que la libertad se ejerza con conciencia. Podemos expresarnos libremente, pero también debemos asumir las consecuencias de lo que decimos, especialmente si eso afecta a otros.