Respondiendo a tu pregunta: Creo que la libertad de expresión es un derecho fundamental y una base indispensable para la sociedad democrática, ya que permite un intercambio de ideas. Sin embargo, considero que este derecho debe tener límites claros cuando una opinión ofende profundamente a la sociedad, especialmente cuando se utiliza para promover el odio, la discriminación o incluso la violencia. No se trata de prohibir todas las ideas incómodas o controversiales, porque el diálogo y la crítica son esenciales para el desarrollo de la sociedad, pero sí es necesario evitar que las palabras se conviertan en herramientas para lastimar, humillar o atacar a otros de manera injusta. La verdadera libertad implica también la responsabilidad: debemos ser conscientes del impacto que nuestras expresiones pueden tener sobre quienes pueden sentirse vulnerados o discriminados. Por eso, proteger la libertad de expresión no significa permitir cualquier tipo de discurso sin consecuencias, sino fomentar un uso respetuoso y responsable que permita el derecho a opinar sin caer en discursos que dañen la convivencia pacífica y la dignidad de las personas. Solo así podremos construir sociedades más justas, inclusivas y respetuosas, donde la diversidad de voces conviva sin generar exclusión ni violencia.