La preparación de los estudiantes para el mundo laboral es uno de los mayores retos que enfrenta el sistema educativo en la actualidad. Aunque el objetivo fundamental de la educación ha sido históricamente formar ciudadanos íntegros y capacitados, hoy se hace evidente una brecha considerable entre la formación académica tradicional y las competencias que exige el mercado laboral moderno. Esta desconexión plantea interrogantes sobre la efectividad del sistema educativo para cumplir con las necesidades de una economía dinámica, tecnológica y en constante transformación.

Uno de los problemas más notorios es que muchos sistemas educativos siguen anclados en modelos tradicionales centrados en la memorización de contenidos y la evaluación estandarizada, lo que limita el desarrollo del pensamiento crítico, la creatividad y la capacidad de resolución de problemas. Estas habilidades, sin embargo, son fundamentales para enfrentar los desafíos del mundo laboral actual, donde se valora la capacidad de adaptarse, innovar y aprender de manera continua.