El esqueleto apendicular está formado por los huesos de las extremidades superiores e inferiores, junto con las cintura escapular y pélvica que las conectan al esqueleto axial, su función principal es permitir el movimiento y facilitar la locomoción, además de proporcionar soporte estructural. En la extremidad superior se incluyen la clavícula, escápula, húmero, radio, cúbito y los huesos de la mano. En la extremidad inferior se encuentran el fémur, la tibia, el peroné, la rótula y los huesos del pie, estos huesos se articulan entre sí para permitir una gran variedad de movimientos. La cintura escapular da movilidad al brazo, mientras que la cintura pélvica aporta estabilidad a las piernas.
El desarrollo del esqueleto apendicular comienza en etapas tempranas del crecimiento fetal, a través de la osificación endocondral. Las articulaciones sinoviales que lo conforman permiten amplios rangos de movimiento, esenciales para las actividades diarias. Las lesiones más comunes en esta región incluyen fracturas, esguinces y luxaciones, especialmente en las extremidades inferiores.
En fisioterapia, conocer la disposición y función de estos huesos es esencial para identificar alteraciones musculoesqueléticas, también permite planificar estrategias de intervención precisas en procesos de rehabilitación. La biomecánica de cada articulación del esqueleto apendicular influye directamente en el desempeño funcional del paciente.