Sí, la constitución de compañías societarias en el Ecuador puede considerarse una fuente efectiva de generación de empleo formal y sostenible, aunque con ciertas condiciones y limitaciones que dependen del entorno normativo, económico y de la voluntad empresarial. A continuación, se justifica esta afirmación desde tres perspectivas: jurídica, económica y práctica.
1. Perspectiva jurídica: normativa vigente que impulsa la constitución de compañías
El Código de Trabajo y las reformas orientadas a promover la contratación por horas o de forma flexible buscan acompañar el crecimiento empresarial con mecanismos legales que permitan generar empleo adecuado y con derechos laborales.
2. Perspectiva económica: potencial para generar empleo formal
La constitución de compañías implica una estructura organizacional que, en la mayoría de los casos, requiere la contratación de personal, lo que impacta positivamente en la formalización del empleo. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el sector de micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes), conformado en gran parte por sociedades, genera aproximadamente el 60% del empleo formal en el país. Esto refleja el peso real que tiene el tejido empresarial en la generación de empleo sostenible.
La existencia de incentivos fiscales para nuevas empresas, los programas de financiamiento impulsados por el Estado y el apoyo a los sectores productivos también fomentan la creación de nuevas compañías, con el potencial de expandirse y contratar más trabajadores en el mediano y largo plazo.
3. Perspectiva práctica: retos para la sostenibilidad del empleo
No obstante, para que la constitución de compañías se traduzca en empleo *sostenible*, es necesario superar barreras estructurales como la alta informalidad, el limitado acceso a financiamiento, la inestabilidad normativa y la incertidumbre económica. Muchas compañías, especialmente las pequeñas, no logran mantenerse en el tiempo debido a la falta de capacitación administrativa o a un entorno económico adverso.
En este sentido, si bien la constitución de compañías representa un mecanismo eficaz de generación de empleo formal, su sostenibilidad depende de políticas públicas que acompañen el crecimiento empresarial con medidas de incentivo, protección social, capacitación laboral y estabilidad macroeconómica.