Una de las estrategias más poderosas para enfrentar el cambio climático es la educación. Si desde pequeños aprendemos a cuidar el medio ambiente, a entender el impacto de nuestras acciones y a buscar soluciones, podemos generar un cambio real. En mi escuela hemos comenzado un proyecto de reciclaje y compostaje, y hemos aprendido sobre energías renovables. Estas iniciativas, aunque parezcan pequeñas, generan conciencia y pueden inspirar a más personas a actuar. También creo que es necesario incluir contenidos climáticos en todos los niveles educativos, para que se comprenda la urgencia del problema. Además, los adultos también deben recibir información mediante charlas comunitarias, campañas y talleres. Solo con una sociedad informada podremos construir una cultura de sostenibilidad que sea capaz de adaptarse y resistir los desafíos del clima cambiante.