Las emociones en el aprendizaje de las matemáticas

Las emociones en el aprendizaje de las matemáticas

de GUAMBO GUANULEMA JOFRE WIDINSON -
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El aprendizaje de las matemáticas no es meramente un proceso cognitivo; es una danza compleja entre la razón y la emoción. Por un lado, tenemos emociones que actúan como impulsores: la curiosidad que nos lleva a explorar patrones, la satisfacción al resolver un problema difícil, el entusiasmo por descubrir nuevas conexiones. Estas emociones positivas no solo hacen el aprendizaje más ameno, sino que también fortalecen la memoria, la atención y la persistencia. Cuando un estudiante se siente competente y disfrutando, se abre a nuevas ideas, busca desafíos y está más dispuesto a invertir tiempo y esfuerzo.


Por otro lado, existen emociones que actúan como barreras: la frustración ante un concepto incomprensible, la vergüenza de equivocarse frente a los compañeros, el miedo al fracaso en un examen. La más notoria es la ansiedad matemática, un estado de tensión y aprensión que puede paralizar la capacidad de pensar, bloquear el acceso a conocimientos previos y llevar a respuestas incorrectas, incluso cuando el estudiante conoce la materia. Esta ansiedad puede ser tan intensa que algunos estudiantes desarrollan una aversión profunda a las matemáticas, optando por evitar cualquier situación que las involucre, lo que limita significativamente sus opciones educativas y profesionales futuras.


El Rol de la Autoeficacia y el Entorno


La autoeficacia, la creencia en la propia capacidad para organizar y ejecutar las acciones requeridas para manejar situaciones futuras, es un mediador clave. Si un estudiante tiene baja autoeficacia en matemáticas, cada error confirmará su creencia de que "no es bueno para las matemáticas", reforzando emociones negativas y un ciclo de bajo rendimiento. Por el contrario, una alta autoeficacia, aunque no garantice el éxito, fomenta la resiliencia y la disposición a intentar de nuevo.


El entorno de aprendizaje juega un papel fundamental en la formación de estas emociones. Un aula donde el profesor fomenta la exploración, celebra los esfuerzos más allá de los resultados perfectos, y promueve la colaboración en lugar de la competencia, tiende a generar emociones más positivas. Por el contrario, un ambiente donde solo se valora la velocidad y la respuesta correcta, o donde los errores son señalados públicamente, puede ser un caldo de cultivo para la ansiedad y la inseguridad.

Celebrar los Pequeños Logros: Reconocer el progreso, por pequeño que sea, ayuda a construir la autoeficacia y a mantener la motivación.



Bibliografía:


Ashcraft, M. H., & Faust, M. W. (1994). Role of anxiety in complex mathematical performance. Journal of Experimental Psychology: General, 123(3), 323–335

https://www.researchgate.net/publication/255982779_Describing_Human_Emotions_Through_Mathematical_Modelling#:~:text=We%20found%20that%20the%20mathematical,coherence%20of%20the%20appraisal%20theory.