Mi opinion

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de CUADRADO GARCES ISAMAR JEANNETH -
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Yo creo que una disculpa formal por parte de España y de la iglesia católica estaría bien, No para reescribir la historia ni borrar sus luces, sino para reconocer sus sombras, una disculpa bien formulada, acompañada de educación histórica y respeto institucional seria mas humano de su parte, pero la disculpa debe de ser el inicio de una reflexión, no el final de una conversación y debe de ir acompañada de acciones concretas. Una disculpa no deben interpretarse como una carga de culpa a generaciones actuales, sino como un acto simbólico que reconoce los el daño cometidos durante la colonización. España y la Iglesia, en tanto instituciones continuadoras de los actores históricos, pueden y deben hacer este reconocimiento. Esto no equivale a adjudicar responsabilidad personal a nadie vivo hoy en día. En este sentido, una disculpa puede funcionar como parte de un proceso de memoria histórica, similar a lo que han hecho países como Alemania respecto al Holocausto, no reabre heridas sino que las nombra y reconoce como una forma de sanarlas. Es cierto que gran parte de la mortandad indígena fue consecuencia de enfermedades para las que no había defensas inmunológicas, como la viruela. Pero reducir el daño de la conquista a una cuestión biológica es ignorar las guerras de conquista, el trabajo forzoso y el desperdicio de tierras y recursos. Una disculpa puede ser una forma de reconocer que la colonización implicó explotación sistemática, además del colapso democrático involuntario. Es cierto que a diferencia de otras colonizaciones, en Hispanoamérica hubo una fusión religiosa, mezcla étnica y conservación parcial de lenguas y costumbres indígenas. Sin embargo, esto no ocurrió en condiciones de igualdad, sino de sometimiento, que el resultado haya sido una cultura mestiza rica no significa que el proceso fuera justo o liberal. El mestizaje, aunque real, se dio muchas veces en un contexto de abuso. Muchas personas piden esa disculpa no para obtener privilegios, sino para que el relato histórico oficial incorpore su sufrimiento como parte del pasado común.

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